Sonata en «dad» menor

Martes, 24 de marzo de 2015

454003168_d15e5c360e_b Regresión psicoanalítica. Abril de 1973. Un afamado cantante se desplaza de Valencia a Madrid en su coche recién adquirido, un BMW matriculado 3 años antes. En lo hondo de Cuenca, nuestro hombre abandona el asfalto, da varias vueltas de campana y casca mientras lo trasladan a un hospital madrileño.

Se llamaba Nino Bravo y conducía sin abrocharse el cinturón de seguridad. Dudo que la conmoción social fuese terremótica, o quizá el legislador prefería a Perlita de Huelva (“precaucióooooon, amigo conductóoooo”), porque la obligatoriedad de abrochárselo no entró en vigor hasta abril de 1975. ¡Ojo a la fecha!

Aún no se había configurado el equipo médico habitual que certificaría el descarajamiento de Franco, pero la autoridad competente –civil y militar- estipuló la correspondiente sanción. El cinturón lo inventó años antes un ingeniero de Volvo y ya era indiscutible que “salvaba vidas”. Entonces, claro, el aparatoso aparato del Estado, de suyo eternamente preocupado y solícito, al estricto servicio de la salud del súbdito, decidió que los picoletos le metieran goma al infractor.

Hoy siguen rascándole el bolsillo “por su bien”, olvidando el detalluco de que el cinturón le concierne exclusivamente al que se lo abrocha (o no). Al prójimo, en realidad, que el tipo se rompa la crisma en aras de su inalienable autonomía personal, le importa un pepino. Así sucede, de hecho, en no pocos asuntos: informamos al propio de lo que pudiera convenirle –suscribir un plan de pensiones o embadurnarse de protector solar-, pero a él corresponde la decisión soberana de enviarnos al guano. Si es lícito obligarle a revisar la instalación del gas, por ejemplo, pues ahí se juega el pescuezo del vecindario (nuestro pescuezo), ¿a qué viene multarlo si pasa olímpicamente del cinturón por sus personales e intransferibles narices?

Del franquismo quieren eliminar hasta los nombres de las plazoletas, pero en cambio se perpetúan innumerables prohibiciones y multas de indudable tufo autoritario y paternalista. ¡Cuántas pijadas están prohibidas y acarrean una jugosa sanción! Para ello, las instituciones se inmiscuyen en tu privacidad, sin freno, por un difuso y arbitrario sentido del “bien común” que invariablemente, vaya por Dios, determina el sablazo de un gorrilla ascendido a almirante de secano.

Como ciscarse en la privacidad les parece poco, te enchufan el Pegasus. Es un helicóptero chivato, un engendro julandrón que te saca fotos desde la vergonzante nubosidad del espacio aéreo, mientras vas en tu propio coche, es decir conculcando tu intimidad. Te rascas la pitota o enciendes un cigarrillo y no le gusta; ajustas la radio o miras el güasap por los andurriales de La Mancha y no le gusta; circulas ligerito por esa recta interminable que hace media hora cruzó el último cuervo y no le gusta, y entonces te graba para que se mofen tus congéneres, mientras degluten el telediario, porque siempre hay un imbécil que se ríe creyendo que nunca le van a empalar a él.

Con irritante frecuencia, una banda de obvios chorizos queda en libertad porque se les grabó sin la preceptiva tutela judicial. Al ciudadano común, sin embargo, en la intimidad de su vehículo, le graba impunemente un Pegasus que sería inútil para evitar las andanzas de canallas albaneses, pero es cojonudo para trincarle la pasta al ciudadano común. Sin orden judicial ni cosa similar. Te graban al entrar en Correos, o te tira fotos un furriel apostado (ilegalmente) en el arcén, o sacan tus lorzas domingueras en las noticias, entrometiéndose en tu intimidad, que es tuya y a nadie atañe, enarbolando la cruzada contra el delito o el derecho a informar de que hay gente en la playa. (Todo conforme con la Ley Orgánica de Protección de Datos, dicen; protegerán al Dato, porque a la Persona la tienen frita.)

Reflexión del raro: vinieron contra la privacidad y no dijiste nada, porque lo decía la costumbre. Vinieron luego contra la intimidad y tampoco dijiste nada, porque lo decía la ley. ¿Y cuando vengan contra la dignidad?

Porque vendrán, ya lo creo, como los adeptos a la encantadora corriente de “pensamiento” que prospera en Inglaterra, según la cual los fumadores u obesos no deberían acceder a las mismas prestaciones sanitarias que los enfermos “normales”. ¡Ellos se lo buscaron! –clama el bobo- sin percatarse de que los “viciosos” también cotizaron para cubrir las peplas del bobo “virtuoso”. Éste, vaya usted a saber, delgadito y vegetariano y maratoniano con ínfulas, lo que es la vida, contrajo hepatitis al pincharse dopaje-guarradas, pero ahora exige unas pastillas carísimas y no hará ascos a los impuestos aflojados por gordos y fumeques.

Vendrán los Savonarola –enderezando el despiporre de la Florencia renacentista-, los Cromwell, los Stalin… Vendrán los biempensantes con mando en plaza a pisotearte la dignidad. Tu privacidad y tu intimidad no merecían defensa, vale; ¿qué harás, entonces, por tu dignidad? Cuando no puedas beber cerveza –promulgaron la Ley Seca-, cuando no te dejen leer un libro –la autoridad lo juzga peligroso y censurable-, cuando te multen por no votar –de Suiza, eso les mola-, cuando te impidan tener más hijos –por imperativo demográfico del gobierno-…

Notarás, cuando no haya remedio, que privacidad, intimidad y dignidad confluían en otra palabra más rotunda: libertad. Notarás que aplastaban la nota “dad”, pero en realidad les molestaba la “tad”, y a ver si te libras entonces de tu exquisito bozal. Una hermosa mordaza de poderes públicos, de seguridad ciudadana, de corrección política, de rigurosa legalidad, y apenas podrás mascullar, como en el chiste: ¡Qué dolor por un descuido!

14 comentarios en “Sonata en «dad» menor

  1. Muy buena reflexión en su conjunto amigo Jose Manuel. Como siempre aciertas. Al hilo de lo que tu escribes, te diré que siempre he pensado que no tiene que ser legal por una infracción imponerte dos castigos: te quitan puntos del carné y te ponen una multa. Me parece bien que te den la opción de o le quitamos puntos o le sancionamos, pero no puntos y sanción por la misma infracción.
    Hace unos días leía algo que me dejó perplejo. Hoy muchas familias la compone un individuo/a y un gato o perro o loro. Esto es hoy una familia «normal». Las autoridades nos dicen que mejor tener un sólo hijo o ninguno. Y sabes por qué? Te meten el miedo en el cuerpo, porque si tienes más de un hijo, entonces pensarás que lo que te pagan por tu trabajo no te llega y entonces puede llegar el enfrentamiento con el poder.
    Al Pegasus, joder cómo me lo iba a pasar yo con un lanza misiles de los que usan los talibanes!!

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  2. Con la legalidad y la tiranía sucede como con la autoridad y el poder. La autoridad te la ganas y te la respetan. El poder te lo confieren y lo ejerces.

    Una legalidad razonable, es decir protectora del panal pero respetuosa con la abeja, es rasgo de civilización. Una tiranía despreciativa del individuo, en aras de una fantasmática «sociedad», es un excremento.

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  3. En cuanto a Pegasus y otros artilugios de la DGT, sospecho que algún guardia, el día menos pensado, suscitará una reacción adversa: que el pagano use el gato no por debajo del vehículo, sino por encima del guardia.

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  4. Te han cazado y duele, eh? Podríamos debatir «ad infinitum» si tu paraplejia o las señales de tráficos rotas las pagamos todos, dicen que las cobran. A mí no me las cobraron «la vez»(yendo de Bilbao a Santander a las 6 de la mañana a trabajar a Valdecilla, me atacó una curva). Eso sí, las gafas y la montblanc del bolsillo de la camisa desaparecieron cual en triángulo de las Bermudas. ¿Me evitó la silla de ruedas el cinturón? Iba a menos velocidad de la necesaria para desaparecer yo también por el citado triángulo, de hecho salí ileso, con el coche para tirar. Pero volvamos al meollo. La jugada administrativa es recaudatoria en un 98% (por dejar un beneficio de la duda del 2). Y el gran hermano nos tiene acogotados. Pobre Nino. Sufrió en sus carnes el paso de la tracción delantera del seiscientos a la propulsión trasera del BMW. Mi amigo JoséManuel se encaró con la benemérita en los primeros tiempos del cinturón. Y le perdonaron la multa. Escenario, las curvas de entrada por carretera a la «isla» de Santoña, una vez librado el club de las luces de neón (que ahí sigue, hay que joderse). Argumento: Vale, usted se ata y a recorrer la marisma. Yo desatado, nos caemos y a ver quién sale. Lo preguntó con tanto gracejo que no cayó multa. Intente Vd en estos días de acritud repetir la jugada. Si es que el progreso no siempre es hacia delante. ¿Tendríamos que hablar del «greso», con claros ratos de regreso (estamos en uno, no?)?

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  5. Año 2003 5.399 muertos y ,ojo , 150.635 heridos en nuestras carreteras. Año 2015, ósea hoy, volvemos al debate del cinturón, la multa, la represión del sistema, los guardias…..hasta el dictador ? Qué aburrimiento si no fuera un tema tan serio. Mirar yo tengo dos hijos que conducen y prefiero que el sistema los meta en vereda a que un galeno tenga que firmar …..
    Ingenuidades las justas ,pasadas las 50 primaveras , sabemos que los humanos hay ciertas cosas que solo aprendemos si nos rascan el bolsillo. La panoplia de valores serían para otro debate. Gracias y conduciros bien.

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    • Sr. Alejandro. Podría llegar a comprender las angustias y negros presagios que a Ud. le asaltan cuando ve alejarse de su vera a sus hijos al volante de un «buga». Se me ocurre sin embargo que ante estos temores, en lugar de propugnar un «vivan las caenas» universal y de bien conocido desenlace final, se planteara el propósito de poner a sus retoños el freno de la educación en ciudadana, comportamiento cívico y respeto a si mismos y a los demás. Y por esta via, hasta el horizonte. Como supongo que con todo su derecho seguirá participando en este minidebate, le sugiero se informe de algunas cuestiones que a pie de calle y a ras de suelo le puedan hacer más comprensible el escrito del Dr. López Vega y los de quienes con él coincidimos. Estos «pequeños detalles» precisamente referidos a alguno de lo temas expuestos en el escrito del Dr., son estos diás de rabiosa actualidad. El Sindicato de la Guardia Civil, Unión G.C., en un Comunicado de 24 de este mismo mes, denuncia públicamente que desde la Dirección General de la Guardia Civil se ha decretado una Instrucción de Tráfico segun la cual, a los agentes que no «multen lo suficiente», se les «castigará» con la pérdida del compllemento de «productividad». Se asocia en la Instrucción este complemento de «productividad» a la cantidad de multas impuestas, haciendo abstracción de cualquier otra consideración o condicionante ajeno incluso a las posibilidades del «pico» actuante. Para más «inri», la dedicación de los agentes a la prevención o atención y auxilio a los accidentados apenas puntúan para la «zanahoria productividad». Ante la posibilidad de atender a un herido o «clavar» una multa a un desprevenido conductor, segun la orientación que de la Instrucción se desprende, al «picoleto» no parece se le deba plantear duda alguna. El también tiene hijos o familiares a los que dar de comer. Y con el pan (y si llega un poco de jamón), la hipoteca, los estudios de la prole, etc., no se juega. Mire Ud. Sr. Alejandro como, en este ejemplo, a los agentes de tráfico las fases «dad» que cita el Dr. López ya les han sido bien pisoteadas, y han entrado de lleno en el pisoteo de la fase «tad». O viceversa. Deseo que algún diá no tenga que decir aquello de que «vinieron a por….y como yo no era»…. y no tenga que llegar al «vinieron a por mi y… … La fiera liberticida es fácil sacarla de su caverna (bueno, de hecho sale sóla a la menor oportunidad), pero se tarda mucho años y cuesta mucho sufrimientos, volver a «embridarla». No le demos «comprensivas» facilidades

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    • Que «el sistema» nos meta «en vereda» no se encuentra entre mis ideas favoritas. Servidor (quizá con soberbia, pero no le da la gana renunciar a ella) es perfectamente capaz de entender los RIESGOS y adoptar su conducta PERSONAL de acuerdo con esa «minucia» que llamamos libertad.

      Lo contrario, esto es que el Estado se arrogue la SUPREMACÍA, e imponga SANCIONES porque no le plazcan las inclinaciones libérrimas del «súbdito», es una forma particularmente repugnante de dictadura. (Piadosamente, se llama «tiranía» cuando el gobernante se disfraza de hombre bueno y estricto vigía de lo que él estima como «bien común».)

      El código de la circulación PROHÍBE que un vehiculo ocupe el arcén sin motivo, precisamente porque el arcén es un espacio de SEGURIDAD que debe permanecer patente, al servicio de cualquier otro usuario, por ejemplo un ciclista. Entonces, ¿qué cojones hace la Picolandia emboscada durante horas, en un vehículo aparentemente «inocente», justo en ese arcén o esa rotonda donde jamás hubo un accidente, pero sí miles de multas con las que se financia al pequeño Nicolás?

      Los suyos no lo sé, pero mis perendengues están hartos de que DELINCUENTES se vayan de rositas por artimañas y argucias tales como la grabación de sus fechorías sin orden judicial, la conculcación de alguna pijada procesal, la empanada mental que ese día (justo ese día) sufría el juez de vigilancia penitenciaria, la entrega de alguna mandanga fuera del plazo estipulado, etc. En cambio, al ciudadano común, por nimiedades como orinar en un seto, emplazar una tienda de campaña fuera de un camping, o circular sin el sello de la ITV (otra que tal baila), al ciudadano común, digo, se le empitona sin compasión.

      Así sería la secuencia: la heroína mata; prohíbase (y, de paso, dificúltese hasta extremos grotescos la dispensación de morfina). Quizá la marihuana mate. Prohíbase (y veremos hasta dónde atornillamos al pobre fumador). La disidencia política destruye y podría hasta matar. Prohíbase. Ser judío o sindicalista trae mal rollo. Prohíbase. La dictadura es lo que tiene: todo suena exagerado hasta que se impone. Y se impone cuando el ciudadano se convierte en súbdito. Cuando encima de los impuestos añaden las sanciones y las pagas contento de que haya una autoridad omnisciente velando por tus intereses.

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  6. Oye que me gustaría vivir sin militares, sin polis, sin jueces ni fiscales, sin multas….sabéis por qué ? Porque eso significaría el imperio de la bondad, del altruismo, la empatía, la justicia, la educación, la cultura, la libertad, el diálogo, la responsabilidad …pero explicárselo al que bebe y conduce, al maltratador, al corrupto que demasiadas veces es también legislador. Somos humanos y esos cambios requieren demasiado tiempo, no os hagáis ilusiones, no lo veremos. Mientras , todo es mejorable y todas las profesiones, la mía, la del picoleto, la del jodido recaudador. Y poneros el cinturón quiero seguir leyéndoos .

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    • Joder, Sr. Alejandro. Nadie aquí ha cuestionado que a los delincuentes, bien fundamentada eso si su culpabilidad, se les ponga coto. Pero aun en el caso de delincuentes (transformistas o confesos), es exigible una justa correspondencia entre el delito y la pena. No se si Ud,. conocerá alguna cárcel española por dentro; yo si, por causas de las que me considero orgulloso. Y he conocido cientos, miles, de ¿delincuentes? cuyos delitos pudieron ser el de robar una lata de sardinas para poder comer y no morir de inanición, con largos periodos de prisión preventiva, y descomunales condenas al final del proceso. ¿Cual es la correspondencia entre delitos y condenas de estos desdichados y los de los depredadores cuello blanco o altos dirigentes políticos, financieros, empresariales, etc. que «adornan» las páginas de los diarios que cada mañana compramos?. Y esos no son, como es bien sabido, sino la punta del iceberg de la corrupción real en este desventurado Pais. Yo al menos estoy defendiendo MI derecho a hacer lo que se me ponga en los cojones en temas que a mi sólo me conciernan y afecten, que no atañen a los derechos de nadie, ni causan menoscabo en intereses ajenos. Es decir, rechazo las dictaduras que, Sr. López,, casi siempre son tiránicas; y me jode que se vayan infiltrando «suavemente» entre los bienpensantes como el Sr Alejandro, aplicando la pócima en dosis más o menos teñidas de un falso humanismo paternalista. No se engañe nadie. ¡LO QUE PRETENDEN, ES DOMiNAR ABSOLUTAMENTYE, COMO DETENTADORES DEL PODER POR DERECHO DIVINO!. Y mientras ese momento glorioso les llega, trincar a base de poner barreras y redes en que cazar económicamente a sus, efectivamente, en su concepció, súbditos. «La ley es tela de araña, y en mi inorancia lo esplico…………» . MARTIN FIERRO

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  7. Un avión se pega la hostia y salen en Twitter los inagotables imbéciles choteándose. ¿Qué propugnan algunos? Que haya unidades de policía vigilando la ecuanimidad de lo que allí se escribe.

    Bien pudiera ser que el copiloto, asfixiado por vaya usted a saber qué carajo mental, haya perpetrado suicidio-matanza. ¿Qué proponen los mismos algunos? Que el Estado supervise todo mensaje con indicios de heterodoxia, depresión o extravagancia, por si allí anidara el terrorismo yihadista o la pederastia electrónica.

    Pues bien, eso se llama fascismo. Como estimular la delación y toda la mandanga acusica que constituye el control del «raro». Como crear una Brigada Político-Social, aprovechando que internet te abre la casa y aun las ideas de todo Cristo. Fascismo más letal por cuanto el vulgo lo acepta como signo de la modernidad.

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  8. La cosa está bastante clara. Si empresarios, financieros y círculos de la caverna política nazi/fascistoide, contradiciendo sus inclinaciones «naturales» al beneficio rápido, la rapiña y aun la depredación de los recursos públicos, invierten ingentes cantidades de dinero en empresas ruinosas que sólo y con total seguridad producirá pérdidas cuales son los periódicos, revistas, radios y las televisiones, la cosa queda, como digo en el inicio, meridianamente clara. Estos Medios, al frente de los cuales colocarán a fieles mastines de «sus» ortodoxias o corromperán o masacrarán si por un «descuido» se les colara alguno que despuntara la menor tendencia a la independencia de criterio, son las «lavadoras», «centrifugadoras» y toboganes intelectuales, mediante los cuales propiciar aceptaciones y aun diría aplausos e incluso peticiones, a sus recortes de libertad y manipulaciones de la «cosa pública». Por los mismos instrumentos, cuando ya han conseguido ponerle «al personal» los cojones de corbata, inducirán al ciudadano ya condicionado con amenazas de fieros males en caso de no acatar sus clarividentes y por otra parte inobjetables propuestas, a votar a sus verdugos y buscar remedio a sus penurias económicas o de cualquier otra índole en el triunfo electoral de aquellos que les han hundido en la miseria económica, laboral, o social. Eche el lector una miradita retrospectiva y actual sobre Valencia, Madrid, Cataluña, Extremadura, Andalucía,…y no sigo porque no pretendo hacer el mapa de España, y verán la pléyade de corruptos de diversos ámbitos y niveles, electoralmente triunfantes por los votos de «sus» estafados. Es ahí donde se cierra el círculo y se llega a la comprensión de los en principio incomprensibles derroches en los Medios de las clases por otra parte depredadoras, de las cuales los corruptos electos no son sino simples capataces de «su» Finca España. Vean como, las, inversiones aparentemente ruinosas en Medios, devienen en fuente inagotable de esplendorosos beneficios. Pues nada, chicos. ¡Más `policias y menos maestros!. ¡Más sanciones y multas «correctoras», que educación para que el niño, adolescente y adulto (que no adúltero), nazcan, crezcan y se desarrollen en un medio y unos ambientes en que los comportamientos incívicos (que sin duda se producirán aunque habrá que ver quien está legitimado para trazar la raya a partir de la cual…..), sean la excepción. Y, repito una vez más mi matraca, es exigible mayor equidad en la valoración de las faltas o delitos de los desventurados choricillos de barrio, en contraposición a las/os de «arquitectos» financieros, multinacionales, potentes empresarios y poíticos encumbrados. Que fehacientemente certificados los delitos de unos y otros por tribunales no trufados por esos mismos poderes, las penas correctoras sean (me atrevo a proponer), inversamente proporcionales al escalafón político o social en que el delincuente esté ubicado.

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  9. Límites difusos entre justicia, solidaridad, paternalismo, inquisición y rapiña… El bolsillo ajeno ha sido siempre tentación irresistible. Para Tirios o Troyanos, que igual da. Y eso de que mi libertad termina donde comienza la tuya, pura pamema; la tuya y la mía terminan cuando hablamos de recaudación.

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    • Hoy parece increíble que imperase una Ley Seca (con el consiguiente enriquecimiento de los capones), parece increíble que te gasearan por ser judío, parece increíble que la censura estipulase tus lecturas… Pero todo ocurrió. Y volverá, porque el liberticida es insomne y encuentra la rendija allí donde la grey deviene grey. Y aplaude la dictadura que siempre empieza simulando blandura.

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