Comidas de España (III) – Proust y el corazón del pollo
Cuando tienes la antena roñosa, o el cerebro suspendido de empleo y sueldo, no te percatas de que alrededor suceden cosas. No es asunto grave (si no te ganas la vida con el periodismo), aunque bien mirado algún desastre conyugal proviene de una larga desconexión con la realidad y de obviar el vuelo rasante de un…